Clasificación básica de los agregados
La clasificación básica de los agregados se puede simplificar en cuatro tipos:
Agregados con dimensiones iguales: esférica o cúbica.
Prismática: agregados con dimensiones desiguales pero similares a la forma de un bloque o a un ladrillo.
Tubular, elíptica o alargada: agregados de la forma triangular como una pirámide alargada o como un rombo alargado de forma plana.
Irregular: de forma muy diversa como pudiera ser una masa fundida.
De todas estas, la que mayor problema puede ocasionar para la trabajabilidad es aquella de tipo tubular. Y es que muy fácilmente pueden orientarse de manera preferencial en un solo plano, de manera que el agua y el espacio poroso pueden acumularse debajo de ellas.
Además, gravas con esta forma ocasionan mayores requerimientos de arena, y eso hace necesario un incremento en el volumen de agua para la mezcla. Es deseable, entonces, que los agregados particularmente los gruesos tengan una forma un tanto angular y cúbica.
Por otro lado, la granulometría y el tamaño máximo del agregado (TMA) para las gravas, afectan las porciones relativas de los agregados, así como los requisitos de agua y cemento, la trabajabilidad, la economía y la durabilidad del concreto.
Cuando los agregados son muy gruesos pueden producir mezclas rígidas, mientras que aquellos agregados que no poseen una gran deficiencia o exceso de algún tamaño, y tienen una curva granulométrica suave, producirán resultados más satisfactorios en las propiedades del concreto fresco.
Los agregados que por sus características permitan la utilización de la menor cantidad de pasta de cemento producirán un concreto con mayor estabilidad volumétrica.